domingo, 22 de abril de 2012

UN MUNDO MEJOR ES POSIBLE. MOPIVENE LA ORGANIZACIÓN PLURINACIONAL


                                   


MENSAJE PLURALISTA E INTERCULTURAL DEL MOPIVENE
En Venezuela existe una diversidad de movimientos políticos y sociales para reflejar el pensamiento y el sentir de diferentes agrupaciones que actúan en el país, así como expresar los contenidos y propuestas para llevar adelante un profundo proceso transformador que Venezuela necesita y lo va viviendo día tras día. Nosotros somos parte de este proceso, pertenecemos como ciudadanos venezolanos a un amplio sector deseoso de participar protagónicamente, contribuyendo con ideas y hechos originales y propios a plasmar el futuro de la Nación. Más que criticar o adversar la situación actual que vive el país, nos interesa introducir y fortalecer algunos elementos ya presentes en la Constitución Bolivariana del 99, pero que hasta hoy no han recibido suficiente atención. Somos definitivamente un país multicultural, pluriétnico y plurilingüe, primero que nada por la importante presencia de los más de treinta y cinco pueblos indígenas originarios, de lo cual el Estado Delta Amacuro es un excelente ejemplo, con aproximadamente la mitad de su población perteneciente al pueblo Warao.

A ellos se suman pequeñas comunidades de arahuacos que lamentablemente han perdido en parte su idioma y su cultura: vamos a tratar de apoyarlos en sus esfuerzos por restablecer su identidad en la diversidad. Hay también en el Delta otros indígenas, un número significativo de hermanos nuestros procedentes de Guyana y Trinidad, una importante presencia de familias de ascendencia árabe en Tucupita y en el resto del Estado. Los numerosos criollos fundadores de los centros poblados de mayor tamaño han sido predominantemente margariteños y su cultura de raíz oriental tiene un gran peso específico en nuestro Estado. Sin haber podido mencionar en palabras tan breves los orígenes de la complejidad cultural del Delta, hemos podido por lo menos llamar la atención sobre esta realidad y las responsabilidades que esto acarrea. Todas estas culturas merecen y requieren nuestro mayor respeto y la promoción de sus valores y manifestaciones. Pero tenemos en el Delta y gran parte del Oriente venezolano una deuda histórica muy especial con el pueblo Warao, quien no por mayoritario ha podido desplegar hasta ahora toda su potencialidad cultural ni el vigor de su idioma. Queremos y sabremos actuar de manera importante en este terreno tan prioritario.
No todo se reduce, por supuesto, a un discurso sobre culturas, interculturalidad y hermandad entre los pueblos, aun cuando esto es sumamente innovador e importantísimo para nuestro país y el mundo. Pero aún nos falta entender –no estamos suficientemente acostumbrados todavía a este enfoque– que sin tomar en cuenta las identidades culturales y la importancia básica de la Madre Naturaleza hoy tan castigada, tampoco estaremos en capacidad de resolver los problemas económicos, los de carácter laboral, los de naturaleza educativa, las carencias en materia de salud que son tan graves en el Delta, la migración de nuestros pobladores hacia el centro del país, la deficiente aplicación de los Derechos Humanos. Mucho se ha logrado en estos últimos años –hay que reconocerlo sin mezquindades– especialmente en lo concerniente a la visibilización y reivindicaciones de los pueblos indígenas y de otros sectores pobres, oprimidos y excluidos. Pero aún nos falta mucho más y eso habrá que realizarlo con nuevos criterios muy poco aplicados hasta el presente como lo son el pluralismo, la diversidad y la interculturalidad, a pesar de las buenas intenciones, algunas veces exitosas.
Para comprobar lo aquí dicho en la realidad cotidiana, poco se ha podido hacer por fortalecer las comunidades Warao –ni siquiera erogando importantes recursos– al desconocer muchas veces o no tomar en cuenta las características tan particulares de su organización, su cultura, sus especificidades históricamente acumuladas, que no se han debilitado a pesar de su largo contacto no siempre feliz con otros sectores poblacionales. En consecuencia, los Warao continúan abandonando sus tierras ancestrales y con ello se va diluyendo una cultura y un idioma milenarios que son patrimonio de la humanidad: no para ser congelados en medio de una dinámica mundial sino para propiciar que sigan siendo para el futuro verdaderas alternativas endógenas de organización socioeconómica, diversidad cultural, riqueza simbólica, espiritual y lingüística. Esto lo podremos lograr entre todos, con la participación protagónica del pueblo indígena Warao, que siempre ha dado muestras de su capacidad de resistencia mas también de insertarse en los espacios y aprovechar las oportunidades que les ofrecen los nuevos tiempos, junto a los cambios que vienen sucediendo. En líneas generales, estas reflexiones pueden extenderse al resto de los habitantes del Delta, incluso a los recién llegados, ya que todos sin excepción estamos obligados a seguir convirtiendo esta tierra hermosa y de fabulosos recursos, al mismo tiempo que muy delicada en su naturaleza y su configuración geográfica, en un inmenso ecosistema propicio para todos sus integrantes y capaz de contribuir a la construcción de una Venezuela mejor.
MOPIVENE




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